domingo, 6 de junio de 2010

Capítulo 3:

Después de haber convencido a su padre y a Markus, Erik debía cumplir con su obligación y cuidar de ellos.
Los primeros días todo fue perfecto, pero a los 2 meses aproximadamente, los ''cachorros'' empezaron a tener una actitud demasiado agresiva, al fin y al cabo eran lobos.
Así es que Erik decidió llevarlos al bosque, pensaba que ya era el momento de devolverlos a su hogar, creia que ya eran capaces de sobrevivir sin la ayuda de nadie.
Los dos lobos, a los cuales Erik había apodado Orko y Thor, eran ya unos auténticos depredadores.

Las semanas y los meses transcurrieron y Erik no podía borrar de su memoria el recuerdo de sus antiguos compañeros.

Una noche de verano Erik se despertó al oir un aullido, se incorporó de su cama para dirigirse a la ventana situada a su izquierda. Al mirar por ella pudo contemplar a una manada de lobos dispuesta a atacar el poblado.
Se dirigió al armario, se vistió y cogió su hacha, no había tiempo que perder.
Al salir por la puerta ya pudo ver a algún que otro lobo devorando a niños pequeños, las madres impotentes, intentaban golpear a las bestias con palos y ramas, de nada servía.

Salió corriendo en ayuda de una niña pequeña que estaba siendo atacada por uno de los lobos, cuando de repente dos lobos de interpusieron en su camino, no podía creerlo, eran Orko y Thor.
Sus antiguos cachorros estaban situados frente a él, con el hocico rebosante de sangre humana, los ojos ensangrentados.
Erik cogió su hacha, la cual tenía colgada a la espalda, y dió un paso al frente, los dos lobos se avalanzaron sobre él, era morir o matar.

Y es que al fin y al cabo, eran lobos.

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