lunes, 1 de marzo de 2010

Microrrelato

Yo ya estaba allí, iba a comenzar la batalla. Dirigí a mis hombres hacia la vanguardia del ejército, en sus caras podía ver odio, a la vez que temor. Sus piernas empezaron a flaquear cuando las filas enemigas comenzaron a avanzar. En mis manos una espada, en mis manos las vidas de mis soldados... Había llegado el momento, no había vuelta atrás, cerré fuerte mis ojos y respiré hondo.
-Adelante muchachos -dije a mis hombres- y que sea lo que Dios quiera...

1 comentario:

  1. Me ha gustado mucho, Domingo, como esperaba. Sólo alguna corrección ortográfica y gramatical: fuerte, no fuertes y "ejércitos" con tilde. Corrígelo.

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